El tiro del final

diciembre 29, 2007 at 9:01 pm (Blogs and Blooks, Si Evita viviera sería bloguera)

gobi.jpg

Contundente respuesta de Tino, a los artículos de González y Birmajer.

Nos apropiamos de una pequeña partecita:

“Por un lado tenemos el anonimato como aliado de la barbarie, la irresponsabilidad y la difamación gratuita hasta por simple diversión; caldo de cultivo para que pululen el cinismo, la bajeza, la mala leche y la gratuidad en las opiniones. Ahora bien, todo ello proviene de motivaciones que están en la gente, buenas o malas son parte de su estructura de comportamiento social y blog es un medio más que da cuenta de su existencia, una perfecta encuesta. ¿Por qué se ataca al blog por incluir estos modos de feedback? ¿Por qué en cambio es útil la opinión anónima de una encuesta política cualquiera de las miles que se hacen y no el producto anónimo de lo que se vuelca en los blogs y websites de los medios? ¿No son ambas acaso una manera válida de recoger opinión auténtica?.”

Puede parecer monotemático hacer foco siempre en el aspecto anónimo del asunto. Todo lo contrario, lo suscribo como principio dinámico, así es que, pasado mañana puedo virar y publicar mi nombre y apellido, mi dni; acaso el año que viene presente una dirección de mail, para sumarme al intercambio extra blog. El anonimato es una herramienta, una hipótesis de trabajo para. La idea es transitar, experimentar la comunidad virtual, más allá de los contenidos. Ver hasta dónde llega el canal, hasta dónde puede sin entrar en crisis. Incluso preguntarse por la matrix futura, en tanto y en cuanto vas “poniendo” de vos y “recibís” afecto binario. O no se pone nada. Emociones, cariños virtuales. Hasta cuando se puede dialogar con un holograma que es lo que nos va proponiendo el sistema en general, aun cuando el fulano de atrás exista, consecuente, tenga nombre verdadero. No digo que no, pregunto si es gratis.

Supimos que no cualquier tipo de discurso puede circular como comentario en la mayoría de los blogs. Aprendimos que un comentarista que opina demasiado puede ser aislado, filtrado, suprimido por el dueño o por sus congéneres anticuerpos. Entonces el comentarista corre a ponerse su propio blog bajo la consigna: “soy comentarista y quiero comentar”. Pero va dejando de hacerlo porque ahora tiene «su» propio, empieza a preocuparse por el contenido o empieza a jugar al truco no sin cierta mezquindad y picardía, como se juega al truco, con la endogamia referencial bloguera que va capitalizando cual tarjeta cúspide.

En fin, preguntas, dudas, certezas, comunicación y soledad, redes virtuales, futuro y alienación. Sigamos: principio dinámico, el objetivo nunca fue el humor por el humor. A propósito, salvo que vuelva a ser una broma de 28, Alberto cerró su blog, y uno siente pena, aunque ni sepa quién es Alberto. Es que primero hay que tener un blog y después pensarlo, sufrirlo, partir, y al fin andar sin pensamientos. No como etos dos giles de la revista enie.

Feliz año nuevo para todos.

 

Enlace permanente 5 comentarios